Estoy harto de leer

a tanto sabio encumbrado

queriendo imponer

necedades sobre un mundo agotado.

De políticos mediocres y vulgares.

De escuchar discursos

mediáticos explicando

el fin de nuestra especie.

De nuestra culpa

y nuestro pecado.

De nuestra indiferencia

ante el sufrimiento ajeno.

Estoy harto que nos expliquen

lo que debemos hacer, de prohibiciones,

reglas y conductas obligadas.

No hay quien os diga

cuanto sobran todos ustedes.

No necesitamos

caudillos a seguir,

ni ídolos a imitar.

Tenemos bastante

con nuestros hijos,

con nuestro trabajo

y con levantarnos todos los días.

Déjennos tranquilos

que no queremos ser

como ustedes.

Tal como estamos

nos gustamos.

Sabemos

que igual vamos a morir.

Queremos vivir

y descansar en paz

sin quien nos agobie

e importune

hasta el último

de nuestros días.

Nosotros mismos

limpiaremos nuestro camino.

Aunque esté plagado

de aburrimiento, de obstáculos

y manchada de estiércol

nuestra acera.

Aunque el aire

y el agua estén tan sucios

y corrompidos

como vuestra alma

y vuestro ejemplo.

Dejen que aún nos queda

el recuerdo de nuestros padres

y nuestros abuelos,

su amabilidad

su cariño,

su esfuerzo por olvidar

a vuestros padres

y vuestros abuelos.

Porque también

los han engañado

con luces y martingalas

con guerras y religiones.

Por favor,

solo os pedimos

un poco de silencio

y otro poco de respeto

que aquí la vida

sigue queriendo

eludir vuestro destino.